Chapala: “paraíso” sostenido a flote

El Foro Socioambiental GDL trabaja desde 2016 en reunir a las comunidades de Chapala, con una marcada vocación interreligiosa, para buscar soluciones a la degradación del Lago y detener la pérdida de vidas

Mariana Ruiz*

* La autora participó con este texto en el concurso “Historias que necesitamos conocer”, de 2024, organizado para otorgar becas de inscripción a la licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública del ITESO.

No es ningún secreto la crisis ambiental a la que nuestro planeta está siendo sometido. Pero ¿qué tanto sabemos de ella y cómo afecta localmente? Y lo que sabemos, ¿será suficiente? ¿Sabemos cómo encararla desde nuestro pequeño lugar? La mayoría de los habitantes de Jalisco conoce de una forma u otra el Lago de Chapala, el más grande de México, pero desconoce a la totalidad sus dimensiones. Está el paseo familiar, una comida con vistas al lago, una caminata en el malecón. Y todo esto es maravilloso, y nos regala un espacio de recreación y disfrute. Pero el Lago de Chapala y lo que ocurre actualmente a su alrededor es mucho más, no se debe reducir a ese matiz recreacional. Hay un preocupante contraste entre la zona turística de Chapala (donde la población son estadounidenses y turistas) y los pueblos donde comunidades de origen indígena viven en carencias.

Por razones socioculturales, económicas y políticas se ha ido dañando el Lago de Chapala, afectando así a las comunidades circundantes de la ribera. El agua que les (y nos) rodea está fuertemente contaminada. Este abandono hacia los pueblos y falta de acción por parte de autoridades se manifiesta en la degradación del ecosistema y de la salud pública y, sobre todo, en la reducción de un recurso vital para la población.

Tomemos en cuenta los siguientes datos duros. El río Lerma desemboca en Chapala. Y con el desarrollo “industrial y agropecuario de la región de la cuenca del río Lerma, este río sufre el aumento de descargas de aguas residuales sin tratamiento”, lo cual, a su vez, impacta y contribuye al desequilibrio ecológico del lago (Padilla-Altamira & Núñez, 2021).

En comunidades como Poncitlán y San Pedro Itzicán, el lago es una fuente de alimento y bebida. “Consumen el agua proveniente de un pozo termal y un manantial que surten a la red pública, pero no es tratada para el consumo humano. Algunos análisis revelan que desde hace al menos cinco años esta agua tiene altos niveles de sulfuros, manganeso, fluoruros y heces fecales que superan lo permitido por la Norma Oficial Mexicana (En la Ribera del Lago de Chapala, la gente muere de insuficiencia renal, s. f.-b)”. También se consume pescado contaminado con metales pesados.

De la mano del cambio en el ecosistema llegaron los daños a la salud: en Mezcala y demás comunidades hay una proporción azorante de enfermos renales por cantidad de habitantes. El siguiente párrafo, extracto de “A la orilla: degradación ambiental, violencia estructural y enfermedad renal de causa (des)conocida en el Lago de Chapala, 2021” lo demuestra.

“Un equipo liderado por Felipe Lozano Kasten, investigador de la Universidad de Guadalajara, realizó un estudio en la comunidad de Agua Caliente a inicios de 2016, encontrando la presencia de albuminuria en niños (proteína indicadora de reducción en función renal), pesticidas y metales pesados en el organismo de las personas. Además, en junio 2017 Guillermo García-García, investigador y jefe del servicio de nefrología del Hospital Civil de Guadalajara, confirmó los problemas de salud de las comunidades ribereñas de Poncitlán. Encontró que la prevalencia de enfermedad renal era dos veces más alta que el promedio estatal, mientras que en niños la prevalencia de proteína en orina era hasta 10 veces más alta. También se encontró que de los casi 40 enfermos en terapia de reemplazo de las comunidades de San Pedro Itzicán y Agua Caliente, sólo uno de ellos tenía diabetes y en todos los demás casos se desconocía la causa” (Padilla-Altamira, César & Núñez, Humberto, 2021.)

Esta “causa desconocida” es la previamente argumentada: el mal estado del lago. En 2023 se detectó que 461 niños de El Salto, Juanacatlán y Poncitlán tienen inflamación renal (Ilse Martínez, 2023).

Resaltemos que estos datos llevan nombres. Son personas e historias cuyas vidas giran en torno a esta problemática, que se han visto limitadas y privadas por esto. Son prueba viviente de la degradación ambiental y exención de responsabilidad por parte de las autoridades, con la enfermedad renal crónica respirando en sus nucas cada segundo.

Imagen tomada del Facebook Foro Socioambiental GDL.

Enrique Lira: afrontar la problemática desde la fe y el amor

Para comprender el problema y su magnitud, recurrimos a don Enrique Lira 1, luchador social que ha tomado acción y aboga por estas comunidades. Cuenta Enrique que el Lago de Chapala solía ser un paraíso: había agua limpia, peces y maravillosa vegetación. Él empezó a visitarlo poco antes de 2012. Le gustó tanto el mundo que Dios refleja en la Biblia, “un mundo pleno de amor”, que decidió ir a difundir el plan de Dios.

El 14 de febrero de 2016 nació el primer Foro Socioambiental GDL, fundado por Enrique; se repitió cada año hasta 2019, interrumpido por la pandemia. Participaron académicos de la UDG, la Univa, y el ITESO, el Gobierno de Jalisco, los pueblos afectados y tres líderes de comunidades religiosas de la región: de la judía, la católica y la islámica. Con estos resultados e información recabada se dirigieron al gobierno y lograron que se dirigiera un presupuesto de alrededor de 50 millones de pesos para resolver las necesidades urgentes de los pueblos. Se mejoraron caminos, escuelas y, en parte, centros médicos.

Desde 2010 don Enrique investigó datos sobre los pueblos, los cuales le lleva a gobiernos e iglesias. En 2017, tras visitar el camino del río Lerma y el lago, se juntaron mil firmas de 31 pueblos de 11 municipios, que fueron llevadas al entonces presidente Enrique Peña Nieto. Demostrando así los daños, la Conagua recibió a los representantes de todos estos pueblos para escuchar sus exigencias con base en las leyes. En 2020, finalmente, se logró firmar una minuta que propone soluciones, ateniéndose a su factibilidad jurídica.

Don Enrique explica el matiz económico de la problemática. Guadalajara tiene mucha riqueza, pero a una hora están esos pueblos donde hay pobreza, marginación, muerte, daño fetal, mala nutrición, falta de caminos y servicios médicos. La economía e inversión se concentran en Guadalajara, lo cual ocasiona desequilibrio. Se deja de lado a los pueblos pequeños, con el consiguiente daño social a muchas familias y al medio ambiente, pues el agua de Chapala y del río Santiago llega turbia a muchas colonias, café y con mal olor. Esto es “permitir una economía que no cuida la Creación”.

Además de que salta a la vista el contraste que existe entre comunidades, esta problemática converge con otras como la desigualdad socioeconómica: gran parte del problema es la falta de acceso a una atención médica digna por causa de la pobreza. Incluso hay casos de personas que mueren al acabárseles el poco dinero que tienen, pues los tratamientos que necesitan son muy caros, y quien está enfermo no puede trabajar.

Después de la pandemia, don Enrique comenzó a dedicarse a la acción desde lo espiritual. Se ha guiado con la encíclica Laudato Sí, en la cual el papa Francisco habla del cuidado hacia la Tierra, hacia nuestra casa común. Le ha mandado al papa todo lo que los pueblos han hecho por mejorar el mundo y la vida, y él les ha contestado con datos y apoyo para hacer un diálogo gobierno-Iglesia.

Esto ha logrado que la Iglesia participe en el movimiento guiándose por una filosofía en que la Creación son los bienes de todos, y a todos nos compete cuidarla: “Fuimos creados para una vida plena, feliz y espiritualmente gozosa. La vida sencilla, llena de amor, nos da un gozo más pleno. En un punto, la cultura tiene muchas variedades de necesidades, cada uno tiene una diferente. Pero cambia si todos tendemos a no gastar de más en lo innecesario y, lo que tenemos de más, usarlo para compartir este mensaje a quien no lo conoce”.

Con una política que actúe desde el cuidado, se pretende recuperar el paraíso, cumpliendo con los derechos establecidos en la Constitución.

Manos a la obra: el Congreso para el Cuidado Integral de la Creación

Se busca volver a convertir esta zona en un lugar con mayor esperanza de vida y una vida más feliz para todos. Para ello, el 24 de febrero de 2024 se llevó a cabo el Congreso para el Cuidado Integral de la Creación, el Agua y el Medio Ambiente: Lago de Chapala-Río Lerma”. El propósito fue regresar con una misión y un conocimiento de cómo hacer el cuidado a la Creación. Voluntariamente, se suman las personas que sí quieren ese mundo mejor. En el congreso se formaron cuatro mesas de trabajo para discutir, informarse y establecer acuerdos respecto a cuatro temas primordiales: daños a patrimonio ambiental social; daños a la salud y a los peces; el acceso al agua: cantidad y calidad, e invasiones al lago, parques, bosques y espacios públicos, por empresas o particulares.

Un aspecto clave del Congreso es que la invitación está abierta a toda persona de buena voluntad, teniendo presente el respeto al otro. Estuvieron presentes católicos, evangélicos, agnósticos y cristianos. Dijo Enrique: “Pero todos toman agua, entonces a todos les interesa el Cuidado a la Creación. La luz espiritual se aborda desde la fe católica, pero católico quiere decir universal. Bien llevado, el catolicismo abraza a todos. La Iglesia debe ser un abrazo del amor de Dios a todos.” Este diálogo interreligioso fue señalado como necesario para fortalecer la labor. La sinergia comunitaria es fundamental, y da paso a una resiliencia comunitaria capaz de movilizar aún más el cambio.

Porque, como expresó Eduardo Galeano, periodista uruguayo: “Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare […] Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás”.

Esta sinergia, entre unos y otros, y entre el nosotros y la Creación, es poderosísima. Mientras unos trabajan y abogan por un cambio material, otros ahondan en lo cultural. A raíz de estas temáticas filosóficas y religiosas se realizan otro tipo de acciones, personas de la iglesia y civiles se unen a este fervor, obtienen ánimo para actuar en esta línea. Concluye Enrique: “Ésta es la finalidad. Que todos estemos aportando lo que cada uno puede para un avance de un mundo mejor. Hay que ver la belleza en el desafío que se nos presenta. Ver lo que Dios quiere nos llena de vida”.

Un momento del Congreso para el Cuidado Integral de la Creación, el Agua y el Medio Ambiente, el 24 de febrero de 2024. Imagen: cortesía Enrique Lira.

¿Y qué sigue?

Sigue continuar con esta acción de concientización y labor cultural para educar a los jóvenes, sobre todo a aquellos que entrarán en política. Eventos como el Congreso dinamizan procesos en cada pueblo: cada mesa de trabajo hizo un escrito y se quedó con la tarea de elaborar un documento orgánico que comunique los procesos que surgen de ahí. Comenta Enrique que, en esta ocasión, se impulsó el saneamiento del Lago de Chapala, río Lerma y sus afluentes, río Santiago, río Zula, arroyo del Ahogado, presa Las Pintas y laguna de Cajititlán.

Es un hecho que la contaminación de cuerpos hídricos es un gran problema que arrasa con vidas, que profana nuestro planeta. Pero también es un hecho que hay personas como Enrique Lira, como todos los participantes en el Congreso y en el Foro Socioambiental, dispuestas a ayudar, a hacer lo necesario para detener la catástrofe, a informarse, a proponer. Y esa chispa movilizadora es la que necesitamos para sobrevivir, la que nos otorga instantes de fe, amor y comunidad dentro de lo terrible. Esto es, precisamente, lo que jamás debemos olvidar ni dejar de priorizar.

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