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De Culiacán a Guadalajara: una universitaria ante la gentrificación

Lucía Valdez, estudiante de 19 años, se mudó de Sinaloa a la capital de Jalisco para encontrarse con una ciudad en transformación: hoy nota cómo la gentrificación está elevando los costos de renta y desplazando a negocios tradicionales

Grecia Zamarripa

Lucía Valdez, una universitaria de 19 años, ha notado que en su ciudad natal de Culiacán muchas personas creen que Guadalajara es una ciudad cara. Sin embargo, tras un año de residencia en la capital de Jalisco, ha llegado a comprender que las apariencias pueden ser engañosas: en realidad, Culiacán resulta mucho más costosa. Al convertirse en una de los muchos jóvenes sinaloenses que eligen la Perla Tapatía como su hogar para estudiar en la universidad, Lucía se ha percatado de la rápida gentrificación que está experimentando Guadalajara. Aquellos que, como ella, deben alquilar una vivienda, sentirán el impacto de esta transformación en sus bolsillos.

Lucía en Guadalajara. Foto: cortesía.

Su experiencia al mudarse

Lucía comparte que una de las primeras cosas que notó fue el contraste en el costo de vida.

“Aunque en Culiacán se percibe como una ciudad cara, en mi experiencia personal es más barato vivir aquí en Guadalajara”.

Atribuye esta diferencia al hecho de que, según su perspectiva, la economía de Culiacán está inflada debido al narcotráfico, algo que la hizo reflexionar sobre cómo el contexto económico de una ciudad pude influir en el costo de vida de sus habitantes.

A pesar de encontrar que su dinero le rinde mejor en Guadalajara, Valdez mencionó que, en parte, esto también se debe a que ha mejorado en la gestión de sus finanzas con el tiempo: “Tal vez ahora soy más organizada y consciente de mis gastos que cuando vivía con mi familia en Sonora”.

Sin embargo, encontrar un lugar donde vivir no fue una tarea fácil. Una de las principales complicaciones era encontrar un departamento donde pudiera compartir espacio con su hermano, quien también vive en Guadalajara. “Nos costó bastante encontrar algo que nos gustara a los dos y que además estuviera dentro del presupuesto de mi mamá”.

Finalmente, encontraron un lugar, pero la búsqueda fue una experiencia difícil y estresante, sobre todo debido al incremento en los precios en ciertas áreas de la ciudad.

La gentrificación y los precios

Hablando del fenómeno de la gentrificación, Lucía mencionó cómo algunas zonas de Guadalajara han experimentado un alza significativa en los precios de renta, lo que afecta tanto a los habitantes locales como a los nuevos residentes.

“Se siente como si estuviera empujando a la gente hacia las afueras de la ciudad, y creo que esto está ocurriendo en muchos otros lugares, no solo aquí”.

Para ella, este proceso de gentrificación no es solo un cambio en el costo de vida, sino también en la identidad de los barrios. Ve el cambio en los negocios locales, cómo cierran algunos y abren otros, y de repente sientes que estás en un lugar completamente diferente.

Por otro lado, Lucía observa que hay muchos nuevos desarrollos y apartamentos que, en su opinión, no están dirigidos a los locales: “La mayoría de estas nuevas construcciones parecen diseñadas para atraer a turistas o a quienes buscan opciones de Airbnb, lo que ha llevado al desplazamiento de los negocios locales que han sido parte de la comunidad durante año”.

Como amante de los cafés y restaurantes, Valdez menciona que ha notado cómo muchos de estos lugares están llenos de ofertas y decoraciones que, a su parecer, buscan atraer a un público foráneo: “Sin embargo, esto ha dejado atrás a los negocios tradicionales que luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo”.

Imagen de la Catedral de Culiacán. Foto: Édgar, CC BY-SA 4.0. Tomada de Wikimedia Commons.

Más opciones, menos accesible

También mencionó cómo la gentrificación afecta la identidad cultural de los barrios y cómo las tradiciones locales están comenzando a desaparecer. Lucía recordó una conversación que tuvo con una maestra de Gestión Cultural sobre San Juan de Ocotán, una localidad en el municipio de Zapopan, que resiste el cambio.

“Hay ferias y festivales que antes celebraban, pero el entusiasmo se ha ido perdiendo con el tiempo porque es una cultura local que se ve desplazada por una tendencia más comercial de nuevos eventos más atractivos para el público”.

En cuanto al acceso a servicios de transporte, señaló que, aunque hay más opciones en Guadalajara, no necesariamente son más accesibles para todos: “Es irónico, porque, aunque hay más oferta de transportes como el metro, el Macro, ubers y camiones, sigue siendo difícil para algunas personas acceder a los servicios debido a los costos o la ubicación”.

Al final, aunque se ha adaptado a la vida foránea en Guadalajara, Valdez no deja de comparar las dos ciudades. “Guadalajara tiene muchas más oportunidades, pero también es una ciudad que se está volviendo más cara y, en algunos aspectos como la vivienda, transporte y gastos, menos inclusiva”.

* La autora es estudiante de la licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública del ITESO.

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