Vivienda para todos… bueno, para todos los que puedan pagarla

Los precios de las casas en Guadalajara han hecho casi prohibitivo que muchas personas puedan pensar en comprar vivienda propia; la buena noticia es que lo único indispensable es disponer de unos cuantos cientos de miles o millones de pesos

Diego Andoni Mendoza Guevara

Es fascinante cómo Guadalajara ha pasado de ser una ciudad de barrios tradicionales y vida comunitaria a convertirse en el patio de recreo de las inmobiliarias y los nómadas digitales. Lo que alguna vez fue un hogar accesible para las familias tapatías ahora es territorio reservado para aquellos que pueden desembolsar, sin pestañear, unos 30 mil pesos por metro cuadrado. Claro, en 2023 el metro cuadrado costaba 22 mil pesos, pero ¿qué es un mísero 36.36% de aumento? Un detalle sin importancia. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa que la ciudad expulse a sus propios habitantes por no poder competir con los precios que se manejan en el mercado? 

La fórmula del éxito: vender la ciudad, un pedazo a la vez

El proceso de gentrificación en el Área Metropolitana de Guadalajara ha sido un éxito rotundo… para las inmobiliarias, por supuesto.

Primero, el gobierno cumple su parte: rehabilita el espacio público, instala bancas nuevas y pavimenta las banquetas con concreto hidráulico, logrando que brillen más que las estrellas; una verdadera obra de arte, sin duda. Luego, entra el capital: las antiguas fincas asequibles se transforman, casi por arte de magia, en imponentes edificios de 30 pisos con departamentos que oscilan entre 1.5 y 4 millones de pesos. Pero no te preocupes, solo tendrás que destinar el 30% de tu sueldo (si es que ganas el salario mínimo) durante 55 años para pagar el departamento más “económico” y “cómodo” de 40 metros cuadrados; esto es como vivir en una habitación de hotel, sin los servicios extra, por supuesto.

No es coincidencia que, según ABC Appraisers, los precios de las viviendas verticales nuevas en la ciudad hayan subido 16% durante los primeros 11 meses de 2023. ¿Quién no quiere un departamento de 36 metros cuadrados en Country Club a 16 mil pesos de renta mensual? Al final, lo importante no es el espacio, sino el prestigio que conlleva vivir en uno de estos espacios de desarrollo. Y si puedes pagar 200 mil pesos al mes por un penthouse de 410 metros cuadrados, mejor aún. Es el precio justo por ver cómo la clase trabajadora se desplaza a las periferias mientras los barrios centrales son ocupados por aquellos con mejores conexiones… y cuentas bancarias a reventar.

Pero tranquilo, todo es por tu bien

De acuerdo con este modelo, todo está pensado para el progreso de la ciudad. La redensificación es la solución para hacer de Guadalajara una urbe moderna y vibrante… Claro, a menos que seas uno de los residentes originales que no puede pagar las rentas infladas ni competir con los turistas o inversores extranjeros. Pero no te preocupes, seguro que encontrarás algo muy lindo y barato en las periferias. Y si no, al menos disfrutarás de las vistas espectaculares de los nuevos rascacielos desde la distancia.

De derecho fundamental a espejismo de gentrificación

La vivienda digna, que debería ser un derecho, ha pasado a ser un lujo en Guadalajara. La gentrificación ha convertido este derecho en una ilusión, desplazando a las familias de sus barrios tradicionales mientras el mercado inmobiliario se engrandece. Con un aumento del 51.2% en los precios de las viviendas entre 2015 y 2020, según la Sociedad Hipotecaria Federal, la falta de políticas efectivas deja a los residentes originales como meros espectadores de un desarrollo que, irónicamente, nunca fue para ellos.

¿Hacia dónde vamos?

La especulación inmobiliaria ha transformado a Guadalajara en una ciudad para el capital, no para su gente. Y mientras los precios siguen subiendo, los barrios históricos se convierten en parques de diversiones para los ricos y las inmobiliarias, ahí vemos el ejemplo del Parque Morelos y el Jardín Mexicaltzingo. Pero, ¿por qué detenernos aquí? Quizá deberíamos seguir redensificando hasta que vivir en el centro sea tan exclusivo que ni los más adinerados puedan permitírselo. Total, la especulación y el lucro son el verdadero motor del “progreso” en esta ciudad.

* El autor es estudiante de Periodismo y Comunicación Pública en el ITESO.

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