Arcelia Barbero dibuja la ciudad con hilo
Barbero cuenta historias sobre la cotidianidad a través de hilos y textiles. Utiliza técnicas de bordado para realizar su proyecto “Formas de habitar el paisaje”, donde registra la manera en la que distintas personas viven la ciudad de Guadalajara, Jalisco. La colección fue expuesta a inicios de este año en el Museo de la ciudad (C. Independencia 684).
Valeria Álvarez Pérez
Arcelia Barbero, artista, lleva 21 años viviendo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, y se dedica a observar. Nació en Tamaulipas, pero expresa que “ya es más tapatía”.
Es una persona con diversos dotes creativos, y el bordado le resulta personal, pues la mantiene en el momento.
“A diferencia de otras expresiones artísticas donde tienes un resultado gráfico, el bordado tiene otras cualidades, como los procesos lentos. Te da esa pauta para hacer todo más despacio y genera resultados a un ritmo mucho más amable, que no te exige vivir la vida apresurada. Te mantiene en el momento, por más que quieras, no puedes ir más rápido. Punto a punto, y cada punto tiene una intención y su propio ritmo.
He probado hacer otras cosas y siempre me regreso al bordado, porque es donde yo encuentro una mejor manera de expresarme; no la encuentro igual en otras técnicas. Tiene la virtud de embellecer cosas, y mi trabajo es justamente eso: hacer escenas que a lo mejor en la vida diaria no observamos con naturalidad, y el bordado te acerca”.
Arcelia no solo suele bordar y observar, también camina. Navega su ciudad a pie con la intención de capturar escenas de la vida diaria de personajes.
“Siempre he sido caminante, porque este ha sido mi contexto de vida, mi forma de trasladarme de un punto al otro: caminar, transporte público o bicicleta. Y cada caminata me hace mucho más consciente de lo que hay en la ciudad. Se abren muchísimas más cosas cada vez, observo muchísimo más”.
Esta actividad dio pie a su proyecto “Formas de habitar el paisaje”, donde en diversas piezas bordadas captura la manera en la que la gente del centro de Guadalajara aprovecha sus días.
“A partir de este ejercicio de salir a caminar y de recolectar imágenes, el proyecto empezó a desarrollarse con más auge en pandemia, cuando estábamos encerrados. La mayoría de las personas que andaban en la calle no tenían, digamos, el privilegio de quedarse en casa, pues muchos eran servidores públicos: personas de la limpieza, barrenderos, repartidores. Entonces eso te da una radiografía de lo que estaba pasando en ese momento. Hay quienes no se pueden quedar en casa. Mis primeros bordados, con más conciencia, fueron los barrenderos; empecé a hacer una búsqueda exhaustiva en diferentes zonas de la ciudad de ellos. Luego salieron, por ejemplo, los malabaristas que están en las esquinas de los semáforos, los cargadores del mercado. Empecé a ver mujeres, vendedoras de dulces, de flores. Las señoras con sus niñitos en la calle para llevarlos a la escuela, las distintas formas de desempeñarse y de trasladarse en el espacio. Lo que yo hago es justamente capturar ese trayecto, ese habitar”.
Expresa que este proyecto no tiene fecha de caducidad y que hasta hoy continúa. Retratar escenas de eventos cotidianos sirve como un registro del contexto histórico y social que estamos viviendo y hemos vivido.
“No es como para dar soluciones, porque no las tengo, pero sí es como para enterarnos de cómo se dan estas circunstancias. No solamente terminar con una pieza en bordado, que puede ser muy linda gráfica y visualmente, pero la pieza es el resultado de todo un trasfondo, una causa mucho más profunda”.
Como artista, explora diversas maneras de trabajar con el textil. Cuenta cómo, al inicio, cuando estaba aprendiendo sobre trabajar con fibras, ver el bordado en los trabajos de indígenas de las comunidades de Chiapas le llamó la atención. Toma aprendizajes de técnicas mexicanas.
“En la representación gráfica no [tomar inspiración], pero sí me interesa mucho tomar estos ejemplos de manifestación y de denuncia de lo que vivimos en la actualidad. Esta técnica, que para mí es relativamente nueva, para todas otras comunidades son técnicas ancestrales, con las que crecieron desde niños. Ha sido un descubrir, acercarme a estos proyectos y a estas mujeres que trabajan con esos oficios. Pues sí, es muy inspirador”.
La colección “Formas de habitar el paisaje” estuvo expuesta a inicios de este año. Está por confirmarse una nueva exposición a inicios del siguiente
* La autora es estudiante de la licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública del ITESO.
Deja un comentario