La doble nacionalidad y su papel en el futuro del Tri
Foto: @miseleccionmx
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En los últimos años, la cantidad de futbolistas jóvenes mexicanos en el extranjero ha crecido de manera notable y, aunque la mayoría de ellos llegan a las categorías inferiores de sus equipos, algunos ya han dado destellos de lo que son capaces e incluso han tenido oportunidad en el primer equipo. Casos conocidos, por decir algunos, son los de Marcelo Flores (Arsenal sub-18) y Luca Martínez (Rosario Central), quienes han podido llamar la atención de sus directores y también de la afición mexicana, la cual está desesperada por encontrar talentos en los cuales depositar las esperanzas de un futuro brillante para la selección nacional.
Tampoco podemos dejar atrás a los futbolistas de la MLS como Julian Araujo (Los Ángeles Galaxy) y David Ochoa (Real Salt Lake), quienes han mostrado el deseo de jugar para México, al igual que muchos otros méxico-americanos.
Sin embargo, a diferencia de Ochoa y Araujo, quienes han tomado la decisión oficial de representar al Tri en el futuro haciendo el one-time switch (trámite avalado por la FIFA para representar a un país diferente al de nacimiento bajo ciertas circunstancias), Marcelo Flores, Luca Martínez y varios de estos jóvenes aún no han llegado a ese punto, no solo por el hecho de que aún no debutan en selección absoluta, sino por la singularidad de que tienen doble o incluso triple nacionalidad. Estos muchachos, a pesar de jugar para las categorías inferiores del Tri, no le han cerrado la puerta a la oportunidad de jugar para otro país, y eso debería de preocuparle al Tata y a la FMF.
Marcelo Flores ya ha sido invitado a una concentración con Canadá, Diego Abreu fue convocado a la sub-20 uruguaya y Ricardo Pepi ya debutó con EE. UU., a pesar de haber jugado en la sub-17 mexicana. Las posibilidades de que varios de estos jóvenes se decidan por representar a otro país son latentes. Después de la decisión de Pepi, perder a más futbolistas a manos de otras federaciones sería una de las múltiples consecuencias de lo que es no tener un proyecto sólido a futuro. El Tata Martino y la Federación pueden ser persuasivos y prometer un lugar en la plantilla mayor en el futuro próximo como se hizo con Efraín Álvarez, pero si se quiere que este grupo de jóvenes vistan la playera mexicana por muchos años más, deben de presentar un proyecto bien estructurado (el cual puede comenzar dándole la oportunidad a estos jóvenes de entrenar en concentraciones de la selección mayor), con expectativas realistas y la voluntad de depositar la confianza en estos jóvenes para que sean la cara de la selección mexicana en el futuro, junto con el talento crecido en territorio nacional y la experiencia de los que hoy en día son los representantes de nuestro fútbol a nivel de selecciones.
Existen las ganas, pero si la Federación no les muestra a estos muchachos que esas ganas pueden tener frutos, tarde o temprano van a buscar triunfar en otro lado, dejando a la selección mexicana y a su desesperada afición con las manos vacías.
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