¿Salvando Argentina?

Javier Milei, economista y político, ha ganado notoriedad gracias a sus propuestas radicales de corte liberal. Hoy es el protagonista principal de la elección presidencial argentina. ¿Demasiado lejos de México?

Diego Aguirre

Canchero, como si de la pelota se tratase, ególatra, disruptivo. Javier Milei es un señor que se ha posicionado hasta arriba en la era de internet en Argentina. En las elecciones primarias de agosto de 2023, se convirtió en el candidato más votado, capitalizando la protesta de una parte de la población que se siente desencantada con la política tradicional; una espiral del silencio que ha llevado a esa república a desear algo distinto. Quieren el cambio sea como sea, y parece que lo pueden lograr.

Milei propone el fin del Estado y la eliminación de impuestos, así como la liberalización de la economía y la reducción del gasto público. Se opone también al aborto, y sumando a sus ideas controversiales, promueve la portación de armas para defensa personal. Estas ideas han generado críticas por parte de sectores progresistas y de izquierda.

La situación actual de Argentina es compleja, con una economía en crisis y una inflación galopante que ha erosionado el poder adquisitivo de la población; para Milei se trata de una enfermedad: el socialismo. Ante una divisa en el hoyo más profundo, la inflación arriba del 115% y 40% de la población en situación de pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina (INDEC), Milei ha propuesto medidas drásticas, como la dolarización de la economía y la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual es poco probable de implementar de manera sencilla, o al menos, tan sencilla como plantea él.

Muchos economistas y analistas han cuestionado la viabilidad de esas propuestas, señalando que podrían generar más problemas que soluciones. Además, la postura de Milei en temas sociales como el aborto y la negación del calentamiento global han generado rechazo en amplios sectores de la sociedad argentina.

Milei es un outsider que trata a la nación como una causa perdida, con la idea de que el libre mercado solucionará todos los problemas pasados, actuales y futuros. El dólar como su principal soporte, uno que puede ser realmente bueno, pero aún si llegase a funcionar, necesitaría el apoyo del Congreso, y ahí uno de sus más grandes problemas: gobernar junto a personas con visiones completamente distintas a las suyas.

En México, las elecciones llegan en menos de un año, y el perfil del outsider lo reclama Xóchitl Gálvez, quien para sorpresa de muchos se autoproclamó como “alguien con personalidad disruptiva, outsider” en una entrevista para El País el mes pasado. No está sola, en ese terreno, le compite Eduardo Verástegui, el actor y cantante que también busca llegar al sufragio de los ciudadanos mexicanos con el lema de: “¡Patria, vida, familia y libertad!; un señor con ideas de ultraderecha.

El outsider llega al mapa con una identidad antipolítica, así lo mencionan Gutiérrez-Rubí y Castelo en un artículo para Campaign and Elections; se fortalece cuando las gestiones privadas de esas personas generan más confianza en lo público, y cuando el personaje entiende los temas de carácter social como algo técnico. Existen, por supuesto, excepciones, como la de Cuau, caso en que el carisma y los recuerdos de los éxitos deportivos fueron suficientes para convencer a los morelenses.

Es importante que los líderes políticos y económicos del país trabajen juntos para encontrar soluciones realistas y sostenibles a los problemas que enfrenta la República Argentina (y cualquier país). La polarización y la confrontación no son el camino para salir de la crisis. Es necesario un diálogo que permita construir en todo sentido, y una visión de largo plazo que permita sentar las bases para un futuro más próspero y equitativo para todos los argentinos.

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