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Ilustración: Ma. Fernanda Justo Hernández (fb: Diseños a Pincel)

¡Basta de violentar a las mujeres deportistas!

Fuera y dentro de los estadios, las mujeres deseamos y merecemos espacios seguros. Ya sea en las instalaciones de entrenamiento, las canchas, los gimnasios, las pistas de carreras, en todos los espacios donde cada atleta se prepare y ejecute su disciplina, ellas han de poder desempeñarse libre de violencias. Y también merecen navegar en las redes sociales digitales, sin que el odio, el sexismo o el machismo las impacte.

Indigna y lastima que haya manifestaciones y mensajes homofóbicos, racistas y/o sexistas en las tribunas de los estadios de fútbol o en las redes como Facebook y Twitter hacia deportistas (como acusa haber recibido la goleadora de Rayadas Desiree Monsiváis durante el clásico regio); indigna y lastima que aficionados al deporte, empresarios o directivos crean que el deporte femenil no es materia para ser negocio e invertir. Indigna, lastima y horroriza que entrenadores y personas cercanas a niñas, adolescentes y jóvenes atletas hagan insinuaciones inapropiadas y/o abusen sexual y psicológicamente de ellas. ¡Basta! ¡No más violencias en contra de las deportistas y en contra de todas las mujeres!¹

El deporte, los procesos que implica, las hazañas logradas en cada uno de ellos, han de ser motivo de admiración, inspiración, festejo, respeto. Las personas que lo llevan a cabo merecen recibir todo esto. ¿Por qué lo digo? Porque detrás de los procesos que llevan a las hazañas hay disciplina, constancia, pasión de cada atleta, sea hombre o mujer, y de forma segura cada uno dirá distintos “no” a muchas otras vivencias y cosas, para posibilitar el ejercitar su cuerpo en determinada disciplina y competir.

Personalmente admiro y aprendo actitudes y conceptos de deportistas como las futbolistas de la Liga BBVA MX Femenil. Recientemente vimos el partido clásico entre Rayadas y Tigres. Aunque históricamente hay rivalidad entre los clubes que representan, en el juego fueron respetuosas entre sí; sobresalió el gesto de darse la mano después de una falta, incluso después de un contacto fuerte entre las cabezas de Nayeli Rangel y Mariana Cadena. Si bien ha habido partidos con enfrentamientos verbales entre jugadoras, alguna patada o aventón, lo que predomina en la liga, entre las jugadoras, es el juego limpio. Y cuando les preguntan por equipos rivales en entrevistas, la tendencia es referirse con respeto hacia ellos y sus integrantes, destacando sus cualidades. También otra actitud tiene que ver con la competencia interna entre jugadoras de la misma posición. En los mismos equipos regios hay declaraciones de futbolistas, o en goleadoras como la rojinegra Alison González, en las que aplauden el esfuerzo y habilidades de las compañeras, porque entrenar con ellas las hace crecer, aprender, esforzarse y ser mejores. Es competencia sana.

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La pregunta es: ¿por qué no todas las personas aficionadas al deporte se comportan como ellas? Con respeto, reconociendo al rival, destacando las características de las deportistas, dándoles un trato justo. Para todas las mujeres, y en este caso las deportistas, todo nuestro respeto, valorización y admiración.

Por último, sabemos que las violencias hacia las mujeres en el deporte es un reflejo de las violencias contra ellas en nuestra sociedad mexicana machista y patriarcal. ¿Cómo erradicar esto? Desde todas las maneras, personas e instancias posibles e imaginables. Mujeres y hombres imaginemos qué deseamos para nuestros entornos cotidianos y deportivos, para nuestro presente y el futuro. Para nuestras hermanas, madres, hijas, sobrinas, cuñadas, esposas, novias. Y hagamos cosas habitualmente, pequeñas y grandes, para llegar ahí. Comparto algunas opciones: Escribe a medios de comunicación un mensaje en el que pidas que no normalicen y repliquen el machismo y el sexismo en sus piezas informativas y que en vez de ello den el espacio justo que se merece tal o cual mujer futbolista, tenista o corredora (que se enfoquen en destacar su labor y trayectoria): en sus periódicos, radiodifusoras, televisoras, podcast o sitios web. Enseña a las niñas y a los niños a tu alrededor, que pueden elegir y disfrutar del deporte, y hacerlo parte de su estilo de vida; cualquiera que les guste. Conoce, apoya, difunde, el deporte hecho por mujeres.

También recuerda que las redes sociales digitales tienen herramientas para denunciar mensajes que sean ofensivos, violentos y/o en contra de minorías; úsalas. Y, si no te pones en riesgo, pide a tu conocido o conocida, o al aficionado o aficionada del equipo de tus amores que no grite en el estadio ofensas o cometa actos discriminatorios. O reflexiona en la comida con tus seres queridos o en el aula con tus amigos o compañeros, de estos y otros temas que nos atraviesan y afectan como sociedad. Promueve, en síntesis, de palabra y hecho, el respeto a las mujeres. Vamos juntas y juntos, y juntes, por una cultura del respeto a toda la variedad de mujeres que somos, fuera y dentro de los espacios deportivos. Por un sentido de justicia, de humanidad y de amor. Punto.

 

 

¹Desafortunadamente, los casos están a la mano y ha habido acusaciones de violencia recientes. Tenemos este octubre la noticia de que futbolistas de la liga estadounidense se han unido y alzado la voz ante el abuso verbal, emocional o sexual recibido de entrenadores, hechos acontecidos incluso desde el nacimiento de la liga en 2012. También supimos de la carta de colegas venezolanas que han sido seleccionadas nacionales, para hacer señalamientos hacia el entrenador Kenneth Zseremeta, por abuso y acoso físico, psicológico y sexual.

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