El primer día como publicistas

“Hazaña Creativa” convocó a 20 estudiantes de la licenciatura en Publicidad y Comunicación Estratégica para resolver en una sola jornada todos los retos que plantea la concepción de un proyecto profesional.

Marco Hernández

Es miércoles, 20 de septiembre. La pantalla de ingreso al Auditorio P406 de la Biblioteca del ITESO anuncia que el espacio está reservado, de nueve de la mañana a nueve de la noche, para una actividad titulada “Hazaña Creativa”. Son las 9:20 y detrás de la puerta Érika Ledezma, coordinadora de la licenciatura en Publicidad y Comunicación Estratégica, comienza a explicar la mecánica de lo que sucederá a lo largo del día frente a un grupo de 19 alumnas y un alumno; sentados en una disposición de herradura. La tensión surge cuando se empiezan a distribuir las cuatro carpetas que contienen vales de comida, formatos varios y, lo que genera más expectativa, el brief que tendrá que resolver cada uno de los cuatro equipos en que se agruparon para participar en la experiencia.

Cada brief expone los requerimientos de un proyecto y un cliente concreto: Alex Calderón, de Nimbus Crea, solicita una propuesta para lanzar una marca que ofrece realidad aumentada; Enrique Ramírez, del ayuntamiento de Guadalajara, una campaña para promover la corresponsabilidad ciudadana para lograr una ciudad más limpia; Ivonne Delgadillo, de Abeja Obrera Films, plantea también una necesidad relacionada con la vida urbana: una campaña para promover vialidades para todos, y Carmina Haro, de Fundación Central de Ideas, una campaña para que la población asuma que en la problemática del calentamiento global todos somos parte del problema pero también de la solución.

A las 8 de la noche, los cuatro equipos estaban listos para presentar sus propuestas, en 20 minutos cada uno, ante Alex, Enrique, Ivonne y Paola Núñez, socia de Nimbus Crea. Los clientes se convirtieron en jurado (“Me siento en “Shark Tank”, comentó alguna de ellos, al ver la disposición del salón: cuatro sillones colocados frente a la pantalla en que se proyectarían las presentaciones), pero también, y de manera especial, en colegas que fueron retroalimentando a cada uno de los equipos, con rigor y con generosidad: “expliquen de entrada quiénes son y de qué se trata el proyecto; si no lo hacen, pierden la atención”, “me gusta mucho la unificación de la estética”, “no se preocupen tanto por los detalles técnicos de las imágenes, se entiende que se trata de una exposición del concepto”, “me parece que la presentación atendió todos los aspectos del brief, felicidades”, “me hizo falta más claridad sobre la sustentación de la propuesta en función del público destinatario”, “me parece muy acertado que hayan incorporado algo de humor”.

La sesión terminaría pasadas las 9:30 de la noche, con cuatro reconocimientos otorgados en cuatro categorías distintas: Estrategia fue para Ideando (Isabel Hannan, Leslie Estrada, Natalie Hernández, Duyinia Padilla y Vivan García); Creatividad para Exclama (Valeria Nieto, Andrea Zúñiga, Fernanda Cuevas, Camila Villaseñor y Valeria Gutiérrez), la distinción por Craft fue para Spotlight Media (Regina Quesada, Mateo Klein, Daniela Barba, Julieta Murillo y Khina Moreno), y el reconocimiento por Inclusión fue para Venus. (Natalia Méndez, Karol Martínez, Martha Cervantes, Montserrat Álvarez y Daniela Reyes).

Cuatro agencias efímeras

¿Qué sucedió durante las 11 horas que separaron los dos momentos?: Todo lo que sucede día a día en una agencia de publicidad y comunicación estratégica. Ese fue, de hecho, el espíritu con que un equipo de académicos concibió esta primera edición de Hazaña Creativa: enfrentar a los estudiantes a desafíos profesionales reales que los llevaran a desarrollar sus habilidades para trabajar bajo presión, pero tomando decisiones informadas y recurriendo a todas las herramientas disponibles en el campus para producir con estándares profesionales.

Durante esas 11 horas, en los cuatro cubículos de la biblioteca transformados en agencias de publicidad sucedieron, por tanto, reuniones por zoom con los clientes (“creo que se están adelantando; me están presentando detalles de producción, yo necesito antes tener clara la idea”). Sucedieron lluvias de ideas; pizarrones saturados de postits, datos y palabras sueltas, que poco a poco se fueron ordenando, relacionando y jerarquizando, hasta definir una estrategia. Sucedió la redacción de frases, la realización de ilustraciones, el diseño de carteles y publicaciones para redes sociales (“al video hay que meterle en Canva la frase al final”), la grabación de cápsulas de audio, incluso la composición de la música y la letra para un jingle (“voy a soñar con esa tonada”). Todo concentrado, al final, en cuatro presentaciones convincentes que no deberían de tomar más de 20 minutos cada una.

¿Valieron la pena esas casi 13 horas invertidas? “Totalmente”, responde un día después Valeria Nieto, una de las participantes, y explica:“aprendí a trabajar con un cliente real y a adaptarme a lo que pide; eso no se aprende en clases”. Valeria aprendió también algo sobre ella misma: “descubrí que los bloqueos creativos llegan de la nada y que es importante no matar ideas”.

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