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Liga MX Femenil: la historia de una desigualdad laboral de 32 millones de pesos

En 2021, la Comisión Federal de Competencia encontró culpable a la Liga MX Femenil por prácticas de violencia económica en razón de género, que afectaron a todas las jugadoras del país. La multa fue por 58 millones de pesos; hoy, nadie sabe dónde quedó ese dinero.

Miranda Osuna

Alicia Cervantes, actual bicampeona de goleo de la Liga MX Femenil, denunció que salió del Atlas, en 2017, porque su sueldo no era mayor a 1,500 pesos al mes. Ese “apoyo económico” era muy inferior al salario mínimo que establecía la Ley Federal del Trabajo en ese entonces: 2,650 pesos. Pero eso no era lo peor; lo que le pagaban a la ahora jugadora de las Chivas Femenil era una cantidad más baja que la establecida por el Comité de Desarrollo Deportivo de la Liga MX, el 28 de noviembre de 2016, fecha en que se creó la liga profesional de futbol femenil.

El caso de la famosa Licha Cervantes es uno de los más graves entre los que se hicieron de conocimiento público tras denunciarse el abuso salarial que vivieron por años las jugadoras del futbol mexicano, y que en 2021 derivó en una multa que castigó el “pacto de caballeros” sellado entre directivos y dueños de los equipos aquel diciembre de 2016, cuando decidieron establecer un sueldo mensual máximo de 2,192 pesos, con el argumento de garantizar la competitividad entre los equipos.

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) sancionó esos topes salariales en 2021, por considerarlos una acción intencional para “controlar el ingreso económico de las jugadoras” y porque “se recibe un salario menor por igual trabajo dentro de un mismo centro laboral”.

Hoy, los documentos sobre las investigaciones de la Cofece y las comparecencias de los dueños y directivos permiten saber que los 18 equipos que avalaron estas decisiones cometieron lo que abogados describen como violencia económica en razón de género, y que durante cuatro torneos afectó económicamente a 1,755 jugadoras que dejaron de recibir 32 millones 159,996.91 pesos. Ese dinero les tenía que haber llegado en forma de sus sueldos, pero los equipos no lo hicieron por mantener “la competitividad deportiva” en la Liga MX Femenil.

Topes salariales

Anna Peniche, directora general de Regulación y Asuntos Deportivos de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) en ese entonces, sostuvo que los topes salariales buscaban “que los clubes con mayor poder adquisitivo no pagaran sueldos tan elevados que privaran a los clubes chicos de la posibilidad de contratación…”.

Además de este efecto sobre sus empleos, la cantidad máxima que podía ganar una futbolista era de 15 mil pesos mensuales, pero había otro añadido: sólo cuatro jugadoras de cada equipo podían ganar esa cantidad, en plantillas que pueden tener más de 23 futbolistas.

  • Top máximo de salario: $15,000.00
  • Del total de jugadoras registradas, solo 4 pueden tener ingresos por encima del tope máximo.
  • El resto de jugadoras podrán ganar cantidades inferiores al tope máximo.
  • Entrada en vigor: Temporada 2018-2019
  • Las ayudas o apoyos otorgados en especie, como becas adquiridas por el Club, no podrán exceder de $50,000.00 por torneo

Esta disposición se deberá incluir en el documento oficial de la Federación Mexicana de Futbol Asociación, A.C. correspondiente, agregando la sanción que resulte aplicable para quien infrinja dicha obligación.

El resto, sin que se haya especificado en la determinación de la FMF, podrían ganar una cantidad menor a ese tope salarial. Lo que sí se dejó por escrito es que los apoyos de manutención y educación no podrían exceder los 50 mil pesos por torneo, por equipo.

Enrique Bonilla, presidente en ese tiempo de la FMF, mencionó que “existía el riesgo de que los clubes con mayores recursos económicos ofrecieran mejores salarios a las jugadoras y con ello acapararan todo el talento … esto, a su vez, hubiera implicado que dichos clubes seguramente dominaran la competencia y, en consecuencia, el producto no sería atractivo para los espectadores”.

De cualquier manera, eso terminó pasando.

Daño intencional

Las jugadoras no eran conscientes de que eran víctimas de estos topes salariales y esta violencia, como nos comentó en entrevista la ex jugadora de Monterrey y Juárez Alexia Frías: “Al principio nosotras como jugadoras principiantes no sabíamos que existía el tope salarial; hasta que la liga lo anunció”. Es decir, la Liga lo aplicó sin informarlo a sus jugadoras.

Al aceptar los topes salariales como modelo de remuneración, tanto los clubes como Anna Peniche, Enrique Bonilla y Víctor Guevara, director de operaciones y posteriormente director general de competiciones, operaciones y desarrollo de la Liga MX, estaban causando un daño grave que la investigación de la Cofece determinó como intencional, pues eran conscientes de las decisiones que se estaban tomando y aceptaron proceder.

El 29 de junio de 2018 la autoridad investigadora de la Cofece emitió un acuerdo de inicio de una investigación a la Liga MX y a la Liga MX Femenil por la posible infracción del artículo 53 de la Ley Federal de Competencia Económica (LFCE), que señala que las prácticas monopólicas absolutas son ilegales y consisten en acuerdos o convenios en los contratos de agentes económicos que compiten entre sí.

Las conductas investigadas fueron el “pacto de caballeros”, que era el acuerdo entre los clubes de no contratar a jugadores que no quisieran renovar con su equipo actual y los topes salariales previamente mencionados.

Durante esta investigación se determinó que Anna Peniche, Enrique Bonilla y Víctor Guevara también eran responsables por el daño causado por estar involucrados en la creación, estructuración y presentación de la Liga MX Femenil ante el Comité de Desarrollo Deportivo, integrado por: América, Atlas, Guadalajara, Monarcas, Monterrey, Pachuca, Santos, Tigres, Tijuana, Toluca y Pumas. Los equipos de Cruz Azul, Necaxa, León y Querétaro posteriormente participaron en la liga, sabiendo que tenían que respetar el modelo de remuneración.

Por otro lado, se llegó a la conclusión de que Puebla entró a la Liga MX Femenil sin el conocimiento del tope salarial, por lo que la Cofece determinó que no había infringido el artículo 53 de la LFCE. El club sí estableció un sistema de pago con base en lo que otros clubes pagaban; por lo tanto, las jugadoras sí se vieron afectadas, pero el club no pagó multa por no haber tomado esa decisión en función de un tope salarial acordado.

Las multas impuestas por la resolución del pleno del Cofece a los clubes, emitida en 2021, fueron determinadas conforme al daño que causó cada uno. La fórmula para definirlo se basó en un aproximado del sueldo que debieron recibir las jugadoras y se calculó tomando en cuenta el número de torneos que jugaron, los equipos en los que estuvieron, la posición de la jugadora, su edad y los minutos que estuvo en la cancha.

Al no ser resultado de error o negligencia la imposición de topes salariales, Cofece determinó que la culpabilidad de los clubes era intencionada y grave, por lo que se calculó que los daños totales fueron de 32 millones 159,996.91 pesos y el total pagado en multas fue de 58 millones 367,876.61 pesos.

La siguiente tabla, construida vía solicitudes de información a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y a la Cofece, muestra el daño que ocasionó cada club y lo que le correspondió pagar en multas. Tigres, el equipo con más campeonatos de Liga MX Femenil, fue el equipo que más daño causó, mientras que Monterrey, rival directo del equipo universitario y el que sigue en la lista de campeonatos, fue el segundo equipo que menos daño ocasionó.

¿Y dónde quedó el dinero?

Después de establecer el segundo tope salarial en 2018, los clubes estaban sujetos a sanciones en caso de no respetarlo, pero existió un incumplimiento generalizado, no se aplicaron sanciones por parte de la FMF y el tope terminó por desaparecer en mayo de 2019.

En la resolución emitida por el Pleno de la Cofece, con expediente IO-002-2018, se establece que “en caso de reincidencia, la Cofece podrá imponer una multa hasta por el doble del monto total que se hubiera determinado”. Sin embargo, tras una solicitud de transparencia a Cofece, se nos informó que no se aplicaron medidas de no repetición para las prácticas monopólicas, pues “no se tiene conocimiento que los infractores tengan el carácter de reincidentes”.

Al preguntarle a Rosario Ortiz, una de las coordinadoras de la Dirección Colegiada en la Red de Mujeres Sindicalistas, el destino de los 58 millones de pesos pagados en multas comentó que: “Ni siquiera la Cofece nos ha podido decir de esas multas que impuso, y nos lleva a cuestionarnos si ese dinero fue para que la Cofece lo administrara o que los federativos tuvieran que hacer un gasto de esa cantidad”.

La Cofece no respondió a una solicitud de entrevista para aclarar en dónde quedó el monto de la multa, que los equipos afirmaron sí haber depositado.
En la Resolución del Pleno de la Cofece se especifica que la finalidad de las multas es que tengan un verdadero efecto disuasivo y compensar el costo social de la infracción; sin embargo, al preguntarle a Melissa Aidee Sosa Enríquez, ex jugadora de Santos, Chivas y Juárez, si alguno de los clubes la buscó para compensar el daño por el tope salarial, dijo: “No, porque en mis contratos especificamos la cantidad y me pagaban esa cantidad. Llegamos a un acuerdo y esa era la cantidad que me pagaban”.

Igualdad laboral

En entrevista, Claudia Pedraza, académica de la UNAM, mencionó que la lucha no es por salarios iguales a los de los jugadores de la Liga MX: “Cuando se habla de la igualdad salarial, de lo que se está hablando es de que se tengan las mismas condiciones para poder tener un salario fijo y una estabilidad laboral que permita que las jugadoras se dediquen exclusivamente a jugar futbol”.

“A pesar de que ahorita puedo solventar mis gastos con el futbol, es un ingreso muy corto y que va a acabar. Vas a salir a los 28, 29 o 30 años sin realmente tener una experiencia laboral en otra cosa, y el número de jugadoras que no van a regresar al entorno futbolístico como entrenadoras o directivas es altísimo; aunque ganes 30 mil al mes por cinco años, eso se acaba, y después, ¿qué haces?”, expresa la exjugadora Ana Paola López.

A diferencia de los jugadores en la liga varonil, muy pocas futbolistas cuentan con un mánager en la Liga MX Femenil. Nicole Paredes, mercadóloga deportiva y fundadora de Player Doce, agencia de representación para jugadoras profesionales, aseguró que el hecho de que una jugadora sea representada le da la oportunidad de enfocarse completamente en el futbol: “Es parte de la profesionalización, por algo las personas estamos enfocadas en algo y, como dicen los dichos mexicanos: zapatero, a tus zapatos”.

Resistencia de las futbolistas

“La liga y el futbol femenil en México está completamente concebido como una pieza del varonil: no hay forma de pedir más porque literalmente no se puede. Al final, el esquema y la lógica de negocio no es la de un nicho aparte que trabaje por sí solo aún”, afirma la ex jugadora de Cruz Azul Ana Paola López Yrigoyen.

Ana Paola habló de cómo fue su paso por distintos equipos desde su llegada a la Liga MX. En Pumas fue donde empezó su carrera futbolística. Desde el comienzo fueron notorias las condiciones en las que se manejaba el balompié femenil. En un principio, al ser este espacio relativamente nuevo, sucedían cosas que no deberían pasar.

Es cierto que han existido mejoras de manera paulatina pero también decisiones que no se han llevado en la mejor dirección. Aún no se cuenta con la misma intención de negocio ni con los mismos espacios lucrativos que el futbol varonil, debido a que siguen dependiendo de él en su totalidad.

La jugadora de la Máquina habló sobre un momento incómodo que pasó con la directiva de Pumas: “Me hicieron una entrevista y me preguntaron por cuánto jugaba; yo dije que lo hacía ‘por amor al arte’ porque estoy terminando la carrera, y me lo puedo permitir porque mis papás me mantienen. Después de la entrevista salió la noticia que existía un tope (salarial) y nosotras no sabíamos. Dar una entrevista así y generar un titular de que las jugadoras juegan por amor al arte pues generó que hubieran llamadas de atención en donde nos decían que cómo se nos ocurría decir eso, y es como de: Yo no dije ninguna mentira’”.

Esto mismo señala el control que tienen los clubes sobre las futbolistas. Rosario Ortiz, que forma parte de una organización que defiende los derechos laborales de las mujeres, explicó que la estructura de las federaciones las controla mucho. “Hay un mecanismo, digamos de control, que no permite que ellas tengan la libertad de opinar, de decir cómo ven las cosas”.

Por otro lado, la ex jugadora de Rayados Alexia Frías habló de las condiciones en las que empezó a desarrollarse el futbol femenil. Mencionó que era evidente la falta de material: al principio entrenaban en una cancha que ni siquiera tenía las medidas, era de pasto sintético, los entrenamientos siempre eran a las tres de la tarde, y que incluso a veces ni siquiera tenían agua. No obstante, conforme la liga fue creciendo, las condiciones de entrenamiento y traslado se igualaron a la del futbol varonil.

Desde otra perspectiva, las jugadoras coinciden con el hecho de que esta problemática no cambiará hasta que en conjunto se alce la voz. “El problema que sucede en el futbol es que, cuando las personas empiezan a organizarse y plantear que mejoren sus salarios, que mejoren sus condiciones de vida, entre otras cosas, esas formas de negociar tendrían un peso mayor si lo hicieran de manera colectiva, pero se hace de manera muy individual”, concluye Rosario Ortiz.

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